viernes, octubre 09, 2009
La lista negra
Men - Go fig.
Antes de la llegada de los mensajitos de teléfono, y antes de que todo el mundo tuviera celular (sí, alguna vez era así y yo vivía en esa época, y no fue hace tanto tiempo), mi relación con el teléfono era bastante enfermiza.
Por un lado, horas y días importantes de mi vida se desperdiciaron en la angustiante actividad de "empollar el teléfono," que no sólo implicaba sentarse junto al teléfono, verlo fijamente y tratar de enviar ondas telepáticas para que sonara, sino también enfocar toda la voluntad y el pensamiento a la actividad incluso cuando no se estaba en casa, para preguntar llegando, lo más casualmente posible: "¿Me habló alguien?" (Por supuesto que ese "alguien" siempre era alguien en específico, y además todos esos "alguienes" nunca hablaban--incluso considerando el concepto de "boy time" postulado por Clueless. Gracias por hacerme sufrir). Era lo más desgastante y horrible del mundo. Ese karma lo terminé de pagar durante la huelga de la UNAM cuando me contrataron como recepcionista de una firma de abogados y me convertí en empolladora profesional durante un terrible mes (no duré más).
Por otro lado, en el pizarrón en la cocina, adornado con un Asterix que dibujé hace mucho mucho tiempo, había una lista. Esa lista se veía así:
"NO ESTOY para:
Fulanito
Sutanito
Menganito"
(A veces mis hermanas también hacían su lista). Era la lista, básicamente, de uno que otro stalker y varios "probables-ligadores-no-deseados" (PLND) (y digo probables porque nunca me gustó asumir por completo que esa era su intención. Tal vez querían ser mis amigos nada más, no?). Por que sí, en esa prehistoria no había la opción del mensajito simpaticón o el poke de Facebook. Nos hablaban por teléfono para platicar un rato. Y yo odiaba any unwanted romantic attention, por lo que no pensaba fomentarla escuchando sus intentos telefónicos de ser charming e interesantes. Hence the list. Si estabas en situación de tener nombres en la lista, JAMAS contestabas el teléfono, y había que dejar que alguien más lo hiciera, esperando tal vez que fuera el alguien por el que estabas empollando el teléfono y no uno de la lista. (Alguna vez tuve que contestar el teléfono yo y hacerme pasar por alguien más. "¿Está Gabi?" "Eeeee... no, no está, ¿le quieres dejar un recado?").
Eventualmente la lista murió. Pero desde hace algunas semanas he estado recibiendo aprox. una llamada por semana a mi teléfono del trabajo de un PLND que me incomoda muchísimo, con quien tuve mínimo contacto de trabajo hace poco. A quien siempre lo corto diciendo que tengo mucho trabajo, excepto la penúltima vez que cometí el error de decir que no estaba ocupada y zaz!!! media hora de escuchar cuáles eran sus materias favoritas en la prepa y qué piensa de la vida y jojo escuchas lo agradable y sonrisienta que es mi voz vamos a ser amigos y cuando venga a México nos vemos? y por mi lado respuestas evasoras de menos de tres palabras e intento de encontrar el balance perfecto de ser amable pero no darle entrada y estar pensando que por qué demonios cree que me puede hablar por teléfono. No le pienso volver a contestar. Espero que sirva el identificador de llamadas y que no me agarre en curva, porque ahora yo solita me tengo que hacer la que no estoy. Qué molesto. Por suerte no le dí mi celular (bueno, no tenía por qué).
Men - Go fig.
Antes de la llegada de los mensajitos de teléfono, y antes de que todo el mundo tuviera celular (sí, alguna vez era así y yo vivía en esa época, y no fue hace tanto tiempo), mi relación con el teléfono era bastante enfermiza.
Por un lado, horas y días importantes de mi vida se desperdiciaron en la angustiante actividad de "empollar el teléfono," que no sólo implicaba sentarse junto al teléfono, verlo fijamente y tratar de enviar ondas telepáticas para que sonara, sino también enfocar toda la voluntad y el pensamiento a la actividad incluso cuando no se estaba en casa, para preguntar llegando, lo más casualmente posible: "¿Me habló alguien?" (Por supuesto que ese "alguien" siempre era alguien en específico, y además todos esos "alguienes" nunca hablaban--incluso considerando el concepto de "boy time" postulado por Clueless. Gracias por hacerme sufrir). Era lo más desgastante y horrible del mundo. Ese karma lo terminé de pagar durante la huelga de la UNAM cuando me contrataron como recepcionista de una firma de abogados y me convertí en empolladora profesional durante un terrible mes (no duré más).
Por otro lado, en el pizarrón en la cocina, adornado con un Asterix que dibujé hace mucho mucho tiempo, había una lista. Esa lista se veía así:
"NO ESTOY para:
Fulanito
Sutanito
Menganito"
(A veces mis hermanas también hacían su lista). Era la lista, básicamente, de uno que otro stalker y varios "probables-ligadores-no-deseados" (PLND) (y digo probables porque nunca me gustó asumir por completo que esa era su intención. Tal vez querían ser mis amigos nada más, no?). Por que sí, en esa prehistoria no había la opción del mensajito simpaticón o el poke de Facebook. Nos hablaban por teléfono para platicar un rato. Y yo odiaba any unwanted romantic attention, por lo que no pensaba fomentarla escuchando sus intentos telefónicos de ser charming e interesantes. Hence the list. Si estabas en situación de tener nombres en la lista, JAMAS contestabas el teléfono, y había que dejar que alguien más lo hiciera, esperando tal vez que fuera el alguien por el que estabas empollando el teléfono y no uno de la lista. (Alguna vez tuve que contestar el teléfono yo y hacerme pasar por alguien más. "¿Está Gabi?" "Eeeee... no, no está, ¿le quieres dejar un recado?").
Eventualmente la lista murió. Pero desde hace algunas semanas he estado recibiendo aprox. una llamada por semana a mi teléfono del trabajo de un PLND que me incomoda muchísimo, con quien tuve mínimo contacto de trabajo hace poco. A quien siempre lo corto diciendo que tengo mucho trabajo, excepto la penúltima vez que cometí el error de decir que no estaba ocupada y zaz!!! media hora de escuchar cuáles eran sus materias favoritas en la prepa y qué piensa de la vida y jojo escuchas lo agradable y sonrisienta que es mi voz vamos a ser amigos y cuando venga a México nos vemos? y por mi lado respuestas evasoras de menos de tres palabras e intento de encontrar el balance perfecto de ser amable pero no darle entrada y estar pensando que por qué demonios cree que me puede hablar por teléfono. No le pienso volver a contestar. Espero que sirva el identificador de llamadas y que no me agarre en curva, porque ahora yo solita me tengo que hacer la que no estoy. Qué molesto. Por suerte no le dí mi celular (bueno, no tenía por qué).
Etiquetas: estarás tan buena
Comments:
jajajaja!!! Y qué no sirve el 'ay, sí! Qué chistoso! el otro día mi esposo y yo bla bla bla...' Supongo que si es un PLND dejará de serlo, no? Y quién es??? Ya sé que no me vas a decir por aquí, pero tenía que preguntarlo. :-)
Es que como mexicana eres demasiado cortés. Tienes que decirle (si te incomoda y ya no quieres que te hable como dices) "Oye, por favor ya no me hables." Si no entiende, nunca falla el "Mi esposo está muy molesto y yo también."
Pero la razón por la que vine a leer y a comentar fue porque vi esto que es prueba que con tus dibujos en Paint harías unos webcomics hermosos.
Anímate!
Pero la razón por la que vine a leer y a comentar fue porque vi esto que es prueba que con tus dibujos en Paint harías unos webcomics hermosos.
Anímate!
Er!!!
Qué linda idea la de los webcomics!! No sé cómo los haría pero has sembrado una semillita de idea en mi cabeza...
Qué linda idea la de los webcomics!! No sé cómo los haría pero has sembrado una semillita de idea en mi cabeza...
Regresé a tu blog! qué gusto encontrarme con posts tan divertidos y yo como avestruz con la cabeza en la arena (si por arena, entendemos páginas).
En fin, sí, sacar a relucir al esposo es infalible. Si te da feo ser tan obvia puedes recurrir más sutilmente a hablar en plural "a nosotros nos gusta..." o "el otro día hicimos/fuimos/comimos..." y puede tener buenos resultados.
Un beso
En fin, sí, sacar a relucir al esposo es infalible. Si te da feo ser tan obvia puedes recurrir más sutilmente a hablar en plural "a nosotros nos gusta..." o "el otro día hicimos/fuimos/comimos..." y puede tener buenos resultados.
Un beso
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