viernes, enero 15, 2010
Fate up against your will
or, the storybook kids have it easy
Todos lo sabemos y Campbell lo explicó. El protagonista sale de su pueblo/casa/choza y casi siempre en algún momento de su camino, pero nunca muy tarde, se encuentra con un oráculo que le dice "tú estás destinado a salvar a tu pueblo/rescatar a la princesa/destronar a tu padre/shalt be king hereafter." Si no, se topan con una espada clavada en una piedra y al sacarla saben que la profecía se refiere a ellos. Es así como saben que les toca hacer cosas importantes y que tienen un destino que cumplir (o evitar). Y si no, en el camino se encuentran con un enano o una viejecilla a quien amablemente no ignoran como todos los que pasaron antes por ahí (casi siempre sus hermanos mayores), y por tratarlos bien, el enano o viejecilla les dicen qué tienen que hacer para llegar a su objetivo: no mires atrás, no hables mientras cruzas el río, ten esta harpa mágica para hipnotizar al león que protege el tesoro, lávate las manos antes de comer...).
El caso es que saben perfectamente a lo que van.
Sé que es necio querer que el mundo tenga coherencia narrativa, pero a veces cuesta mucho trabajo colocarse uno mismo en su propia historia. Yo, por ejemplo, y como todos lo saben, nunca he sabido qué hacer de mi vida. Y confieso que muy a pesar de cierta maestra rubia con suéter de gatitos, leo mi horóscopo casi diario, aunque también casi diario lo olvido a los dos minutos. También en momentos difíciles de no saber qué hacer trato de leerme las runas, pero no ayudan en nada. Los oráculos están devaluadísimos y yo no le creería a ninguno si me lo topara (a menos que bajara en una nube dorada como Zeus, e incluso así temería haberme vuelto loca). La ventaja de los héroes de los cuentos no es que tuvieran oráculos, sino que sabían perfectamente a quién hacerle caso. ¿Viejito excéntrico? Check. ¿Pitonisa? Check. ¿Arcángel? Check. (Claro que la cuestión de obedecer es otro problema).
Saber tu destino facilita las cosas. Como el Big Fish, que sabiendo cómo iba a morir, podía hacer cosas peligrosas sin temor porque sabía que lo iba a sobrevivir. Nosotros tenemos que tomar decisiones, grandes y pequeñas, sin saber qué consecuencias tendrán, pero sabiendo que van a desencadenar cosas que ni nos imaginamos. Por dar un ejemplo, una prima coquetea en Facebook por diversión y termina comprometida con un danés, cambiando el destino genético de sus descendientes para siempre (¿o no? Estoy asumiendo por el momento que sí se va a casar, y tener hijos, pero uno nunca sabe qué va a pasar hasta que ya pasó).
Me pregunto si cuando la vida pasa frente a tus ojos cuando mueres, todas estas líneas narrativas se vuelven más claras. Pero tampoco sé de qué sirve entender toda tu vida cuando ya acabó.
or, the storybook kids have it easy
Todos lo sabemos y Campbell lo explicó. El protagonista sale de su pueblo/casa/choza y casi siempre en algún momento de su camino, pero nunca muy tarde, se encuentra con un oráculo que le dice "tú estás destinado a salvar a tu pueblo/rescatar a la princesa/destronar a tu padre/shalt be king hereafter." Si no, se topan con una espada clavada en una piedra y al sacarla saben que la profecía se refiere a ellos. Es así como saben que les toca hacer cosas importantes y que tienen un destino que cumplir (o evitar). Y si no, en el camino se encuentran con un enano o una viejecilla a quien amablemente no ignoran como todos los que pasaron antes por ahí (casi siempre sus hermanos mayores), y por tratarlos bien, el enano o viejecilla les dicen qué tienen que hacer para llegar a su objetivo: no mires atrás, no hables mientras cruzas el río, ten esta harpa mágica para hipnotizar al león que protege el tesoro, lávate las manos antes de comer...).
El caso es que saben perfectamente a lo que van.
Sé que es necio querer que el mundo tenga coherencia narrativa, pero a veces cuesta mucho trabajo colocarse uno mismo en su propia historia. Yo, por ejemplo, y como todos lo saben, nunca he sabido qué hacer de mi vida. Y confieso que muy a pesar de cierta maestra rubia con suéter de gatitos, leo mi horóscopo casi diario, aunque también casi diario lo olvido a los dos minutos. También en momentos difíciles de no saber qué hacer trato de leerme las runas, pero no ayudan en nada. Los oráculos están devaluadísimos y yo no le creería a ninguno si me lo topara (a menos que bajara en una nube dorada como Zeus, e incluso así temería haberme vuelto loca). La ventaja de los héroes de los cuentos no es que tuvieran oráculos, sino que sabían perfectamente a quién hacerle caso. ¿Viejito excéntrico? Check. ¿Pitonisa? Check. ¿Arcángel? Check. (Claro que la cuestión de obedecer es otro problema).
Saber tu destino facilita las cosas. Como el Big Fish, que sabiendo cómo iba a morir, podía hacer cosas peligrosas sin temor porque sabía que lo iba a sobrevivir. Nosotros tenemos que tomar decisiones, grandes y pequeñas, sin saber qué consecuencias tendrán, pero sabiendo que van a desencadenar cosas que ni nos imaginamos. Por dar un ejemplo, una prima coquetea en Facebook por diversión y termina comprometida con un danés, cambiando el destino genético de sus descendientes para siempre (¿o no? Estoy asumiendo por el momento que sí se va a casar, y tener hijos, pero uno nunca sabe qué va a pasar hasta que ya pasó).
Me pregunto si cuando la vida pasa frente a tus ojos cuando mueres, todas estas líneas narrativas se vuelven más claras. Pero tampoco sé de qué sirve entender toda tu vida cuando ya acabó.
Etiquetas: lost in time and lost in space and meaning, wierd wyrd
Comments:
Me gusta mucho. No tengo respuestas ni oráculos, pero la angustia es contagiosa, así como la envidia por la certeza que tenían estos storybook kids.
Tal vez no es tanto de escuchar respuestas como de proponer ideas.
Pero no lo sé. No soy oráculo profesional.
Tal vez no es tanto de escuchar respuestas como de proponer ideas.
Pero no lo sé. No soy oráculo profesional.
no sé a que se deba pero me pasa al revés. yo veo mi vida como con mucha estructura narrativa (aunque tampoco tengo idea de qué hacer con ella). y luego cuando volteo al pasado siempre digo: 'claro. así tenía que pasar. si no, cómo?'. no sé si me explico, pero mi pasado lo veo como si fuera una novela o un guión en el que todo salió de la manera que debía salir.
o algo así.
o algo así.
Pues a veces me siento así viendo al pasado. El futuro es el problema.
Tal vez por eso los cuentos se escriben en pasado...
Tal vez por eso los cuentos se escriben en pasado...
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