jueves, enero 20, 2011
Hola 2011!!!
Vamos a empezar con un experimento. Les tengo que contar una aventura más, de esas cosas muy extrañas que me pasan. Y no voy a usar paint sino dibujos con lápiz. (Lo siento, Paint. Y ustedes disculparán, pero todavía no domino la tecnología de pasar del cuaderno a la compu, así que la calidad es medio dudosa).
A principios de diciembre una amiga del ballet (Fer) me invitó a Oaxtepec a celebrar su cumpleaños. Estábamos ahí varios de nosotros en la botana, cuando se propuso una actividad recreativa:
Hmm.
Claramente estaba en un contexto mucho, muchísimo más deportista que mi mundo normal. Esta es una familia donde todos nadan, corren, y no sé qué más hacen. Ya habían empezado por jugar badminton (que se me antojaba, pero ya no tuve chance). Y ahora, volley.
Pensé en muchas cosas: a) en mi ligera torpeza, que, comparada con estos ases del deporte (Fer estaba en el equipo de volley de la universidad), se vería muy muy (tal vez incluso extra) torpe y arruinaría el juego; b) el factor de jugar en bikini (bouncy chest issues), c) que no sólo juego como niña, sino como la hermana de Dexter (del laboratorio), corriendo como bailarinita ridícula (Fer también juega como bailarina, pero le atina a la pelota, y eso es una diferencia muy importante), y d)...
... los moretones en los brazos que me salieron la última vez que jugué (c. 2002) y el extraño magnetismo que tienen las pelotas hacia mi cabeza. (Humiliations Galore, diría Iñigo Montoya).
Así que preferí quedarme con Sofi en el club de los espectadores que comen botanas en la sombrita.
Pero no contaba con que el magnetismo pelota-cabeza no se limitaba a la cancha, y eventualmente la pelota maligna empezó a dirigirse directo hacia mi cara.
Y aquí fue donde mis reflejos y mi sentido común hicieron de las suyas. Lo siguiente se lo tienen que imaginar en caaaaaaaaaaaamaaaaaaaaaaaraaaaaaaaaaaaaa leeeeeeeeeeeeentaaaaaaaaaaaaaaa (como en los Supercampeones).
Cara-pelota-cara-pelota... suspenso...
Y que se me ocurre (bueno, "ocurrir" tal vez es demasiado pensado) que la mejor defensa es:
Levantar la pierna para evitar el golpe. Sin mover casi nada más.
Pero entonces:
La pelota se detuvo en la punta de mi pie, girando como trompo en un solo lugar.... lo que me permitió tomar la pelota con las manos muy tranquilamente...
... y devolverla a los jugadores, que se quedaron pasmados de mis proezas no sólo deportivas sino de dominio de la naturaleza, la gravedad y todas las leyes de la física.
Fin.
Vamos a empezar con un experimento. Les tengo que contar una aventura más, de esas cosas muy extrañas que me pasan. Y no voy a usar paint sino dibujos con lápiz. (Lo siento, Paint. Y ustedes disculparán, pero todavía no domino la tecnología de pasar del cuaderno a la compu, así que la calidad es medio dudosa).
A principios de diciembre una amiga del ballet (Fer) me invitó a Oaxtepec a celebrar su cumpleaños. Estábamos ahí varios de nosotros en la botana, cuando se propuso una actividad recreativa:
Vamos a jugar volley!!!! |
Hmm.
Claramente estaba en un contexto mucho, muchísimo más deportista que mi mundo normal. Esta es una familia donde todos nadan, corren, y no sé qué más hacen. Ya habían empezado por jugar badminton (que se me antojaba, pero ya no tuve chance). Y ahora, volley.
Pensé en muchas cosas: a) en mi ligera torpeza, que, comparada con estos ases del deporte (Fer estaba en el equipo de volley de la universidad), se vería muy muy (tal vez incluso extra) torpe y arruinaría el juego; b) el factor de jugar en bikini (bouncy chest issues), c) que no sólo juego como niña, sino como la hermana de Dexter (del laboratorio), corriendo como bailarinita ridícula (Fer también juega como bailarina, pero le atina a la pelota, y eso es una diferencia muy importante), y d)...
Eeeeeeeeeeee... no. |
... los moretones en los brazos que me salieron la última vez que jugué (c. 2002) y el extraño magnetismo que tienen las pelotas hacia mi cabeza. (Humiliations Galore, diría Iñigo Montoya).
Así que preferí quedarme con Sofi en el club de los espectadores que comen botanas en la sombrita.
Mmmm la botana estaba rica y el show estaba bueno |
Pero no contaba con que el magnetismo pelota-cabeza no se limitaba a la cancha, y eventualmente la pelota maligna empezó a dirigirse directo hacia mi cara.
Tan maligna que usa bigotes siniestros |
Oh oh!!! |
Y aquí fue donde mis reflejos y mi sentido común hicieron de las suyas. Lo siguiente se lo tienen que imaginar en caaaaaaaaaaaamaaaaaaaaaaaraaaaaaaaaaaaaa leeeeeeeeeeeeentaaaaaaaaaaaaaaa (como en los Supercampeones).
Cara-pelota-cara-pelota... suspenso...
Y que se me ocurre (bueno, "ocurrir" tal vez es demasiado pensado) que la mejor defensa es:
Ajá! La detendré con mi pie. |
Levantar la pierna para evitar el golpe. Sin mover casi nada más.
Pero entonces:
Esto, aunque no lo crean, no es un hecho ficticio |
... y devolverla a los jugadores, que se quedaron pasmados de mis proezas no sólo deportivas sino de dominio de la naturaleza, la gravedad y todas las leyes de la física.
Fin.
Etiquetas: aquí hay arte, good grief, it's hero time, por eso estoy loquita, sucesos extraordinarios de mi vida normal
Comments:
Qué bonito/padre/etc.! Y es que estás hablando con alguien a la que en el volley siempre le fue como de bullied de película gringa (sí, me pegaban).
Aquí una reflexión: no sé por qué, entre las frases pintorescas, dicen que el futbol es el "juego del hombre". Por los brazos moreteados, los pelotazos en la jeta, y las estrelladas contra la red, por no decir más cosas, el volley siempre se me ha hecho mucho más rudo.
Aquí una reflexión: no sé por qué, entre las frases pintorescas, dicen que el futbol es el "juego del hombre". Por los brazos moreteados, los pelotazos en la jeta, y las estrelladas contra la red, por no decir más cosas, el volley siempre se me ha hecho mucho más rudo.
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