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viernes, septiembre 03, 2010

Oh oh

Hay una razón importante por la que no veo películas "de miedo"* y me tapo los ojos cuando algo feo va a suceder: no quiero tener pesadillas. Me da mucha cosa que el zombie o niño siniestro o cosa terrorífica, a los que puedo combatir en la vida real pensando que no existen (espero), aparezca en mi cabeza de noche (repito, espero que sólo en mi cabeza) cuando estoy sola; o peor, de noche o cuando estoy dormida (y en consecuencia COMPLETAMENTE sola), encerrada en una cabeza que me ha hecho soñar con Chucky el Muñeco Diabólico, estatuas que se convierten en vampiros, figurillas demoniacas de cerámica, dinosaurios que cantan, calaveras que hablan, o, tal vez más extrañamente, que soy Mario Bros.

Entonces me provoca mucho conflicto algo como esto:



Voz 1 en mi cabeza: Eeeee!!! Película de bailarinas!!!
Voz 2: Esa me va a dar miedo!!!
Voz 1: Pero es de bailarinas!! Tutú! bonito!
Voz 2: Plumas.como.espinas.en.la.espalda. Nooooo
Voz 1: Lago de los cisnes! Yay
Voz 2: QUE NO VES!?!?! Hay figuras siniestras en el espejo!!!!! Tú nunca te atreves a voltear al espejo en las noches!!!
***cortocircuito*** bzzt bzzt

La voy a ver, estoy casi segura. En principio creo que puedo verla sin sufrir mucho, pero eso es mi lado consciente. Siempre temo que mi subconsciente se quede un poco traumado y me repita imágenes horrorosas en mis sueños, o en momentos inadecuados. ¿Qué tal si por verla me queda un terror insuperable a los espejos de los salones de ensayo?

*A menos que sean una maravillosa B movie que me haga reír tipo The Leech Woman o Giant Ladybugs from Mars o algo así.

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